Refugio de Montejo: modelo de conservación
© Jorge Sierra
En noviembre de 1974, cuando prácticamente nadie hablaba de biodiversidad y menos aún sobre la necesidad de conservarla, desde ADENA (hoy WWF España) pusimos en marcha un maravilloso y exitoso proyecto de conservación de la naturaleza, armonizando tradición rural, defensa del territorio y protección de especies.
EL REFUGIO DE RAPACES DE MONTEJO CUMPLE 50 AÑOS
Nuestro entonces vicepresidente, Félix Rodríguez de la Fuente, visitó estas cárcavas mientras buscaba localizaciones para rodar su exitosa serie documental El Hombre y la Tierra. Con gran preocupación, el “amigo de los animales” descubrió que la colonia de buitres leonados estaba en franca regresión. Gracias al trabajo incansable de personas comprometidas con este espacio, hemos logrado que hoy superen las setecientas parejas y su colonia sea una de las más importantes de Europa.
Fruto de su visión y gracias a la buena voluntad de la población local, Rodríguez de la Fuente impulsó la protección de estos impresionantes cortados calizos excavados por el río Riaza para recuperar las poblaciones de aves carroñeras, como buitres leonados y alimoches, además de otras especies de gran interés, como los halcones peregrinos.
Así, el 13 de enero de 1975, inaugurábamos el Refugio de Rapaces en Montejo de la Vega de la Serrezuela (Segovia). Hay pocos ejemplos en la joven historia de la conservación en nuestro país de proyectos de tanta duración y que reflejen mejor la necesaria convivencia entre la naturaleza y las personas.
UN REFUGIO PIONERO
Para empezar, en WWF arrendamos a la población local y al Ayuntamiento de Montejo de la Vega de la Serrezuela (Segovia) los derechos de caza para no ejercerlos y crear una zona protegida que diera tranquilidad a la colonia de buitre leonado y a la rica variedad de especies de fauna y flora que viven allí. Fue el primer acuerdo de custodia del territorio en España y un modelo a seguir para muchos otros espacios naturales.
Seguidamente, creamos un comedero de alimentación suplementaria para los buitres de Montejo y los alrededores que paliase la falta de alimento, debida a la desaparición de la trashumancia y la mecanización del campo, así como, años más tarde, para evitar el impacto del veneno.
Otra de las primeras medidas fue contratar una guardería permanente que velara por el cuidado, seguimiento de especies y conservación del refugio, con dos generaciones de guardas: Hoticiano Hernando y su hijo Jesús.
El refugio forma parte del Parque Natural Hoces del río Riaza y de la Red Natura 2000, y es un ejemplo de colaboración y participación entre muchas entidades, personas voluntarias, población local y numerosos expertos, como el Dr. Fidel José Fernández y Fernández Arroyo, un matemático y gran naturalista que dedicó su vida al conocimiento y cuidado de este espacio.
ESCUELA DE JÓVENES NATURALISTAS
Félix Rodríguez de la Fuente impulsó los campamentos para “acercar una nueva conciencia, de inculcar en las nuevas generaciones un respeto profundo hacia la naturaleza y de enseñar a los niños, en los campamentos y en los colegios, que si atentan contra la integridad del planeta, atentan contra su propia vida y contra la de sus descendientes”.
Estos campamentos se convirtieron en las primeras escuelas de educación ambiental y en cuna de naturalistas que hoy defienden la naturaleza en su vida cotidiana, ya sea de forma profesional o en su tiempo de ocio. En la actualidad, organizamos los campamentos de verano en colaboración con la cooperativa GSD, con actividades de educación ambiental para más de 60 niñas y niños que viven una experiencia inolvidable.
Por otra parte, también realizamos actividades de formación para estudiantes de universidad y otros grupos de interés sobre la gestión del espacio protegido.
LABORATORIO DE CONSERVACIÓN
Hoy la colonia de buitre leonado (Gyps fulvus) de Montejo de la Vega y Hoces del Riaza es la segunda más importante de España, tras la existente en las Hoces del Duratón (Segovia). En el último censo realizado en 2024, realizado por WWF, la Junta de Castilla y León, el Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza y la Confederación Hidrográfica del Duero, se censaron 754 parejas de buitre leonado, de las que 681 comenzaron la reproducción y, de ellas, nacieron 435 pollos de los que 327 llegaron a volar. Importantes relevos para esta especie carroñera tan esencial en la limpieza, saneamiento y el equilibro natural de nuestros campos.
Para mantener el buen estado del refugio, también estudiamos las poblaciones de pequeños mamíferos y aves asociadas a los medios agrarios, como la perdiz, así como los nidos de halcón peregrino y las poblaciones del alimoche que, tras un importante declive en los años 90, se ha estabilizado en 11 parejas en la última década.
Igualmente, en colaboración con GREFA, seguimos muy de cerca la ocupación de cajas nido para cernícalos vulgares, lechuzas comunes y mochuelos europeos como método de control biológico de las plagas de topillo campesino, que de forma estacional sufren los agricultores de la zona. En la actualidad hay 103 postes con cajas nido, que utilizan también otras especies como grajillas, estorninos o gorriones.
Para conocer el impacto de la intensificación agrícola, desarrollamos diversos proyectos para peces continentales y anfibios que están en un estado de conservación desfavorable. Entre ellos, destaca la restauración de puntos de agua y la transformación de estructuras peligrosas en refugios, financiada por Wildlife Adaptation Innovation Fund de WWF-USA, para favorecer la reproducción de, entre otros, el tritón jaspeado, sapo partero común y rana común, importantes indicadores de la calidad del medio agrario que están amenazados por el cangrejo señal (especie exótica invasora) y por la escasez de lluvias.
El uso de venenos es una de las mayores amenazas para nuestra fauna. Aunque están prohibidos, se usan para matar depredadores considerados dañinos para el ganado y las especies cinegéticas, y mata indiscriminadamente a todas las especies, muchas amenazadas y protegidas. Para perseguirlo y erradicarlo, entre otras acciones, hemos colocado dispositivos GPS a algunas rapaces que hacen la labor de centinelas. Gracias a ellas podemos detectar casos de envenenamiento, electrocución o disparos, además de conocer sus viajes migratorios, como el de "Montejo", un alimoche marcado en 2018 que ha realizado con éxito sus migraciones y ha criado y sacado adelante dos pollos en las Hoces del Riaza en 2024.
Todos estos seguimientos nos permiten identificar las principales amenazas a las que se enfrenta el refugio y poner en marcha medidas de conservación: degradación de hábitats, molestias en época de cría, tendidos eléctricos, vuelos militares o uso de venenos.
DE RUTA POR EL REFUGIO
Descubrir el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega es una experiencia inolvidable. Hay diferentes rutas de senderismo que, según la época del año, nos permitirán descubrir la fauna de la zona: en los cortados veremos al buitre leonado, alimoche y chova piquirroja; en los sotos y riberas al martín pescador, nutria y rata de agua; en los cultivos y páramos podremos observar al cernícalo vulgar, mochuelo europeo y perdiz roja, y en los encinares y sabinares contemplaremos al águila calzada y al zorro.
Para conocer estas rutas o recorrer el refugio, dirígete a la Casa del Parque, en Montejo de la Vega de la Serrezuela, donde te darán información y permiso para visitar la zona (en función de la época del año) e indicaciones para no molestar a la fauna. También puedes realizar una visita virtual con el capítulo 100 de WildSpain en el canal de YouTube de Jorge Sierra y ver de cerca algunos de sus habitantes y los majestuosos riscos donde viven los buitres.
TRADICIÓN Y DESARROLLO
Durante millones de años, estos cortados calizos fueron testigos de cambios que incluyeron extinciones marinas, como atestiguan los fósiles encontrados en las paredes de un espacio que hoy es un gran ejemplo de armonía entre personas y naturaleza.
Los aprovechamientos tradicionales permiten el buen estado de conservación del refugio, a la par que contribuyen a la economía local: el pastoreo de ovejas churras en los páramos, el aprovechamiento de los productos forestales de pinos, encinas y sabinas, el cultivo de cereales en las llanuras, las huertas familiares en las vegas y los viñedos en las laderas del pueblo para elaborar ricos caldos con denominación de origen Ribera del Duero.
Este año celebramos un acuerdo pionero, que hace medio siglo aunó muchas esperanzas y voluntades e hizo posible este maravilloso espacio protegido. Disfrutemos muchos años más de este enclave natural único, sabiendo que sus protagonistas más salvajes y amenazados, los buitres leonados, hoy se han recuperado y nos observan desde el borde de un cortado o planeando en sus cielos.