Camino hacia su recuperación

© Antonio Liébana

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El lince ibérico se está recuperando de manera espectacular, como lo demuestra el último censo que recientemente ha publicado MITECO: tenemos 2021 ejemplares repartidos entre España y Portugal. 

Esta impresionante recuperación era impensable hace apenas unas décadas, cuando a principios de este siglo la especie estuvo en una situación muy crítica, al borde de la desaparición, contando con apenas un centenar de ejemplares y pasando a ser el felino más amenazado del planeta.

El acusado descenso de la población de lince en la segunda mitad del siglo XX fue debido a la persecución directa, cuando la especie todavía era objeto de caza (hasta 1973), unida a los cambios de uso del suelo y, más recientemente, a la escasez de su principal fuente de alimentación: el conejo, derivada de la proliferación de enfermedades.

Por ello, y con el fin de evitar su desaparición de nuestro territorio, desde 2002 comenzaron a desarrollarse en España distintas iniciativas de conservación sobre el terreno, enmarcadas en proyectos que contaban con apoyo de los fondos europeos LIFE, y se puso en marcha un potente programa de cría en cautividad. 

El censo arroja unas cifras muy esperanzadoras sobre esta especie endémica de la península ibérica: 1730 individuos en España y 291 en Portugal, lo que supone un crecimiento poblacional del 21 % sobre las cifras del año anterior. 

En total, se registraron 14 núcleos de reproducción en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal. Andalucía concentra la mayor población con 755 individuos (37,4 %), le sigue Castilla-La Mancha con 715 (35,4 %) y Extremadura con 253 (12,5 %). En Murcia se ha comenzado a introducir la especie, aunque todavía no tiene una presencia tan destacable. En regiones más al norte, como Aragón y Castilla y León, se están realizando acciones preparatorias para futuras reintroducciones de la especie.

Los esfuerzos y el trabajo coordinado después de más de dos décadas no están siendo en vano. Están dando sus frutos, alejando poco a poco al lince de la extinción y acercándolo a los objetivos de alcanzar las 750 hembras reproductoras y entre 3000-3500 ejemplares para que pueda considerarse especie fuera de peligro. De hecho, actualmente, el lince cumple los criterios y ha dejado de ser especie “En Peligro” para pasar a ser declarada “Vulnerable” por la UICN a finales de junio de este año. 

El caso del lince está demostrando que es posible salvar a una especie de la extinción cuando se sigue la receta y se ponen los ingredientes adecuados: voluntad política, recursos suficientes y trabajo conjunto y coordinado por parte de todos los actores implicados en la conservación de la especie. 

Desde WWF nos sentimos muy orgullosos de formar parte de esta historia de éxito en la conservación.

En los últimos 25 años hemos contribuido a la recuperación de la especie trabajando directamente sobre el terreno para mejorar su hábitat a través de acuerdos de custodia con las fincas cinegéticas donde sobrevivían los últimos linces en Sierra Morena, Montes de Toledo y Doñana.
Y también seguimos trabajando para frenar sus amenazas, todavía presentes, recuperando las poblaciones de conejo, denunciando puntos negros de atropellos y trabajando en los juzgados, actuando como acusación particular en casos de linces disparados e involucrando a la sociedad en la conservación del lince ibérico mediante campañas de sensibilización.