El mar no puede esperar

© naturepl.com / Tony Wu / WWF

Imagen de portada

La crisis de los océanos es uno de los desafíos ambientales más complejos de todos los que enfrentamos las organizaciones que luchamos por el medio ambiente. En los últimos años, la imagen de una tortuga marina enredada en una red o la de un precioso cachalote flotando con su estómago repleto de plásticos ha golpeado nuestras conciencias mostrando la realidad de unos océanos que se encuentran al límite y a los que la sociedad ha dado la espalda.

La contaminación por plásticos y microplásticos es devastadora, pero es solo una de las muchas amenazas que se suman y entrelazan alterando la ecología y la dinámica de los océanos. El cambio climático está causando el rápido calentamiento de los mares, alterando las corrientes y acelerando la acidificación de las aguas como resultado del incremento de dióxido de carbono en la atmósfera, dañando a gran escala organismos marinos como los corales y los moluscos, que cada vez tienen más dificultades para formar sus conchas y estructuras calcáreas. Y cada año, miles de toneladas de pesticidas, nitratos, metales pesados y productos químicos industriales llegan al mar a través de los ríos y la atmósfera acumulándose en la cadena alimentaria marina con graves consecuencias para las especies y las personas. Al mismo tiempo, la sobrepesca está llevando al colapso a muchas poblaciones de peces alrededor del mundo y la destrucción de hábitats costeros y marinos deja sin refugio y alimento a muchas especies y arruina a las comunidades locales que viven de ellas. A ello hay que sumar la nueva amenaza que supone la minería submarina a gran escala y a la que en WWF nos estamos oponiendo con todos los recursos y las armas legales a nuestro alcance.

Muchos son problemas que solo pueden afrontarse desde la acción coordinada de todos los países para construir una gobernanza global que permita compromisos globales y termine con la impunidad y el saqueo de los océanos.

La buena noticia es que el cambio es posible y en WWF estamos trabajando en todos los océanos del mundo junto a personal científico, pescadores y comunidades locales, y también con los gobiernos y los organismos internacionales, para conseguirlo.

Buenos ejemplos de ello son la cooperación internacional para combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, mediante la utilización de nuevas tecnologías de monitoreo satelital, los grandes avances en el Tratado Internacional contra los Plásticos o el histórico Tratado de Alta Mar adoptado en 2023 bajo el auspicio de la ONU. Este último nos permitirá avanzar en la declaración de áreas marinas protegidas fuera de las jurisdicciones nacionales y se une a la obligación de todos los países de proteger el 30 % de sus aguas marinas para el 2030 acordada en la COP15 de biodiversidad, un objetivo al que España se acerca cada vez más tras haber declarado recientemente siete nuevas áreas marinas protegidas.

Son buenas noticias que demuestran que, aunque los desafíos son enormes, también hay un movimiento global cada vez más grande para impulsar una gran ola de protección y restauración de nuestros océanos.

Sabemos muy poco de los mares, a pesar de que cubren la mayor parte de la superficie del planeta y de que son esenciales para la producción de oxígeno, la regulación del clima y la biodiversidad marina.

Con tu ayuda seguiremos trabajando sin descanso para mantener vivos nuestros océanos.