WWF en el mundo
© Jens Kipping
Cuenca del Congo: un paraíso lleno de sorpresas
Conocida como el “pulmón de África”, la Cuenca del Congo es la mayor turbera tropical y uno de los sumideros de carbono más grandes del mundo. Es una de las regiones más biodiversas del planeta y necesita cuidado. Se extiende por seis países, da de comer a 75 millones de personas, incluidas numerosas tribus indígenas, y es el hábitat crítico para especies en peligro de extinción. Junto a distintas organizaciones científicas de todo el mundo, hemos participado en el descubrimiento de 742 nuevas especies: 30 plantas, 140 invertebrados, 96 peces, 22 anfibios, 42 reptiles, 2 aves y 10 mamíferos. Hay varias especies de café y orquídeas, arañas, peces eléctricos, una rana con garras, cocodrilos y tortugas, búhos y un mono conocido localmente como “lesula”.
Restauramos el hogar del jaguar
Acosado por furtivos e incendios forestales que devoran su hogar, se ha extinguido en la mitad de su distribución histórica y ha perdido hasta el 78 % de sus territorios centroamericanos. Los últimos jaguares se refugian en 18 países que van desde el sur de EE.UU. (Arizona y Nuevo México, donde está casi extinguido) a Argentina, y el 75 % vive en la Amazonía. Las mafias convierten su esqueleto en el sustituto de los huesos de tigre para la medicina oriental en China y Latinoamérica, que usa sus testículos como afrodisiaco y sus garras y colmillos para llaveros y colgantes como talismanes. En WWF perseguimos su caza y el comercio ilegal de sus partes, estamos restaurando sus hábitats en 14 países, hemos identificado 15 áreas clave prioritarias y estamos creando un gran corredor ecológico para asegurar y mejorar la conectividad, estimular el desarrollo sostenible y reducir conflictos con las comunidades locales.
Japón lidera el secuestro de búhos y lechuzas
Además de ser uno de los principales responsables del tráfico de especies amenazadas y protegidas en Asia, Japón es el mayor importador de búhos y lechuzas del mundo. Capturados en sus hábitats naturales o criados clandestinamente, terminan en cafés de moda que los exhiben en sus escaparates o como mascotas de particulares, que los consideran especialmente tiernos o por sus supuestos poderes curativos. Según un estudio realizado por nuestra red TRAFFIC, que vigila el comercio de especies, WWF, Monitor y el Zoo de Copenhague, se han encontrado 1914 búhos y lechuzas pertenecientes a 49 especies diferentes en 92 establecimientos, y el 90 % de ellos no eran rapaces nocturnas japonesas. La mayoría eran lechuzas comunes, autillos comunes y cariblancos sureños; además se encontraron cárabos chaqueños y búhos nivales y malayos.
Matanza de rinocerontes sin cuernos
En un solo mes, los cazadores furtivos han matado a 20 rinocerontes blancos descornados en el Santuario para Rinos de Hluhluwe-iMfolozi (Sudáfrica), de 96 000 hectáreas. En un proyecto piloto, y como medida disuasoria frente al furtivismo, la pasada primavera personal técnico de WWF y veterinarios cortaron los cuernos a más de mil rinocerontes blancos. Así se logró reducir hasta el 80 % de la caza furtiva, pero ahora los están matando como venganza y también para vender los restos de cuernos que quedaron al cortarlos, ya que siempre se deja la base del cuerno para evitar lesiones o daños en la placa de crecimiento. A pesar de que el cuerno no tiene poder medicinal ni afrodisiaco, solo es una masa dura de queratina (base de nuestro pelo y uñas), la superstición mata y el precio de los cuernos duplica al del oro o las drogas. ¡Cada día, los furtivos asesinan a 3 rinos!