El agua que nutre Doñana

@ Beltrán Ceballos

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El acuífero de Doñana vive su peor momento desde que hay registros.

Sobre este Patrimonio Mundial de la Humanidad sobrevuelan diferentes amenazas que hacen saltar todas las alarmas: el robo del agua y la sobreexplotación del acuífero están secando este humedal; un reciente estudio liderado por el CSIC ha detectado la presencia de pesticidas prohibidos y, por si fuera poco, la reapertura de la mina de Aznalcóllar está cada vez más cerca.

La falta de agua mantiene al espacio natural en estado de alerta, las lagunas permanentes de Doñana se han convertido en temporales y la marisma no ha recibido suficientes aportes para sustentar la invernada y la cría de aves.

Por eso, en WWF hemos despejado una incógnita que rodea desde hace años a la gestión del agua en Doñana: el nivel de sobreexplotación del acuífero. A partir de datos oficiales, hemos publicado el informe El agua que nutre Doñana, en el que demostramos que se extrae más agua subterránea de la que se recarga. 

El análisis muestra que la metodología usada por la administración subestima el grado de sobreexplotación real del acuífero Almonte-Marismas que alcanza, al menos, el 109 % de su recarga. Pero el dato podría ser más elevado si se incluyeran las extracciones ilegales. Esto se debe, entre otras razones, a la decisión de no considerar el acuífero como un único sistema y dividirlo de manera artificial en seis masas independientes de aguas subterráneas (una de ellas en la demarcación del Tinto, Odiel y Piedras). 

© WWF
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Esta metodología ha tenido una grave repercusión en Doñana al favorecer el elevado grado de sobreexplotación actual. Por ejemplo, se han visto afectadas medidas clave como definir cuánta agua se puede extraer de cada pozo, de qué zonas o cuánta agua se puede extraer en el conjunto del acuífero para una explotación sostenible y compatible con la conservación de Doñana. 

Cabe recordar que en 2020 el acuífero fue declarado oficialmente sobreexplotado y, pese a ello, a día de hoy aún no se ha aprobado un programa de actuaciones para revertir esta situación. Necesitamos garantizar que el acuífero alcance un buen estado, así como los hábitats y especies de Doñana. Para ello, es imprescindible no solo el cierre de pozos ilegales, sino también la clausura de las hectáreas de cultivo ilegal que, de acuerdo a nuestro análisis, ascienden a más de 1300 hectáreas. Asimismo, pedimos a la Junta de Andalucía que aplique el Plan Especial de ordenación de las zonas de regadío ubicadas al norte de la corona forestal de Doñana aprobado en 2014, para reducir y ordenar las superficies agrícolas regables del entorno de Doñana.