Gracias querido Suso, hasta siempre

© Asociación Trashumancia y Naturaleza

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Los linces, águilas imperiales, osos y urogallos, los buitres negros, alcornoques y cigüeñas negras de Monfragüe, los rebaños de ovejas y sus pastores trashumantes están tristes. Lloran la pérdida de Jesús Garzón Heydt, uno de sus mayores defensores.

Siendo joven, Suso aparcó sus estudios universitarios para laurearse cum laude en la universidad de la naturaleza. En los años 70 y con el apoyo de la entonces ADENA, hoy WWF, se dedicó en cuerpo y alma al estudio y la protección de nuestra fauna en peligro de extinción, recorriendo palmo a palmo las sierras de aquella España salvaje que eliminaba esas “alimañas” que ahora son tesoros protegidos. Amigo y colaborador de Félix Rodríguez de la Fuente (nuestro entonces vicepresidente), se enfrentó a los aterrazamientos y desmontes de bosques centenarios, plantaciones de eucaliptos, cepos y venenos o a la invasión de las vías pecuarias.

Era una enciclopedia andante y un hombre sabio que supo descubrir y apreciar los valores más profundos de nuestros campos y la necesidad de cuidarlos. Un pastor trashumante defensor de la naturaleza, un conservacionista y naturalista único. Ayudó a fundar y dar vida a algunas de las principales organizaciones de conservación de nuestro país y fue maestro y referente para muchas personas que hoy lideran la defensa del medio ambiente.

Una grandísima persona con voz grave, pausada y cautivadora, de abrazo enorme y cálido, de aprecio y protección. La pasada Navidad nos dejó a los 77 años y días antes de su marcha, como si fuera su último legado, la Unesco declaró la trashumancia Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Su recuerdo será eterno, descanse en paz.

© Jorge Sierra