Ciencia para salvar Doñana

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

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MALAS NOTICIAS:
DOÑANA ESTÁ AL BORDE DEL COLAPSO ECOLÓGICO

Nuestro informe Ciencia para salvar Doñana alerta de que las actuales presiones han desencadenado un “efecto dominó” de pérdida de biodiversidad que está llevando a Doñana a un punto de no retorno. Todas las evidencias científicas apuntan a que son la sobreexplotación del agua y el crecimiento irracional del regadío tanto legal como ilegal, agravado por el urbanismo insostenible en Matalascañas, las principales razones del deterioro de este humedal único en el mundo, provocando la caída en picado de su biodiversidad.

La ciencia es clara: para salvar a Doñana del colapso inminente se necesitan medidas más contundentes e inmediatas que garanticen su recuperación y detengan el saqueo del acuífero.

Desde WWF pedimos a la Junta de Andalucía que se pongan en marcha todas las medidas necesarias para recuperar este espacio natural, como la aplicación del Plan de la Fresa, en su redacción actual, y el cierre de fincas y pozos ilegales.

LAS CINCO EVIDENCIAS CIENTÍFICAS DEL MAL ESTADO DE DOÑANA

Tras realizar un exhaustivo análisis de toda la información científica disponible hasta el momento y, gracias a la participación de cerca de 30 personas expertas de diferentes disciplinas, el informe demuestra de forma indiscutible las principales evidencias científicas del colapso ecológico al que se enfrenta Doñana.

1. EL HUMEDAL RECIBE CADA VEZ MENOS AGUA

La red fluvial del entorno de Doñana, a excepción de la cuenca alta del Guadiamar, está en mal estado ecológico. Uno de los datos más alarmantes es la disminución de los caudales circundantes del arroyo de la Rocina —que alimenta directamente a la marisma— y que han disminuido más del 60 % por la falta de aportaciones superficiales, la disminución de las precipitaciones asociada al cambio climático y la falta de aportaciones subterráneas naturales desde el acuífero sobreexplotado.

© Jorge Sierra / WWF
Arroyo casi seco con grandes acumulaciones de arena.

2. HAY MUY POCA AGUA Y ESTÁ MUY CONTAMINADA

Los vertidos urbano-industriales y los fertilizantes, herbicidas y compuestos farmacéuticos usados en la agricultura industrial están contaminando el agua superficial y subterránea de Doñana. Como consecuencia, 14 masas de agua están en mal estado químico según el Plan Hidrológico del Guadalquivir. El arroyo del Partido es el afluente más contaminado por nutrientes, particularmente por altas concentraciones de amonio y nitritos, y hay amplios tramos fluviales de la Rocina y del Partido con niveles de algunos contaminantes que se consideran tóxicos para peces.

© Guillermo Prudencio / WWF
Residuos industriales descontrolados procedentes de la agricultura en Doñana.

3. EL ACUÍFERO DE ALMONTE-MARISMAS ESTÁ EN ALERTA ROJA Y SOBREEXPLOTADO

Décadas de sobreexplotación, principalmente ligada a la expansión de la agricultura industrial destinada a la exportación, han provocado que el nivel de las aguas subterráneas del acuífero Almonte-Marismas muestre mínimos históricos o valores próximos a estos en más de la mitad de los piezómetros de control.

© Brais Lorenzo
Vista aérea de cultivo intensivo de frutos rojos en Doñana.

4. MÁS DE LA MITAD DE LAS LAGUNAS PERIDUNARES HAN SIDO BORRADAS DEL MAPA

En todo el enclave donde están las lagunas peridunares, cuyas aguas dependen en buena medida de la descarga del acuífero, hay una tendencia descendente desde 1995 hasta la actualidad de unos dos o tres metros. Además, todas las lagunas, tanto temporales como permanentes (incluida la laguna de Santa Olalla) se han secado completamente durante los veranos de 2022 y 2023.

© WWF España
Laguna de Santa Olalla seca, en septiembre de 2022.

5. LA BIODIVERSIDAD DE DOÑANA ESTÁ EN “CAÍDA LIBRE”

Se ha registrado la muerte de alcornoques centenarios y la pérdida de especies de anfibios por la desaparición de las lagunas y por la reducción de superficie de la marisma. También se ha documentado la desaparición de 28 especies de libélulas y caballitos del diablo, especies que actúan como indicadores y que dependen de los ecosistemas acuáticos para desarrollar sus larvas.

© Jorge Sierra
Sapo corredor.