Cumbre del Clima en Emiratos Árabes

Imagen de portada

Del 30 de noviembre al 12 de diciembre se ha celebrado la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) en Dubái. El hecho de que la sede haya sido un país productor de petróleo y que el presidente de la COP28 sea el Sultán Al Jaber, CEO de la compañía nacional de petróleo de Abu Dabi (Adnoc), supone un desafío, ya que no debemos olvidar que para hacer frente al cambio climático es necesario el abandono de todos los combustibles fósiles a nivel mundial, incluido el petróleo y el gas.

El reciente informe sobre la Brecha de Emisiones del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP GAP report) señala que los planes de los gobiernos contemplan producir el doble de combustibles fósiles de lo que permite el límite de calentamiento global de 1,5 °C, umbral marcado por la ciencia que no deberíamos traspasar. Tal como señala António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, “la COP28 debe enviar una señal clara de que la era de los combustibles fósiles se ha quedado sin gas y que su fin es inevitable”. Es evidente que no vamos por buen camino y la COP28 debe establecer un plan mundial para corregir el rumbo que allane el camino para una aplicación inmediata de políticas y medidas sectoriales –especialmente en materia de energía, naturaleza y sistemas alimentarios– e incrementar los objetivos de reducción de emisiones propuestos por los países para 2030, que son claramente insuficientes.

Desde WWF pedimos señales políticas firmes para eliminar progresivamente todos los combustibles fósiles y sus subsidios, siendo los países que históricamente más han contaminado los que deben liderar la ambición, los compromisos y la financiación. También es importante establecer objetivos para las energías renovables, la eficiencia energética y el acceso a la energía, además de triplicar la capacidad mundial de energías renovables y hacerlo de forma compatible con la biodiversidad y con los valores socioambientales del territorio.

Otro tema crucial para recuperar la confianza en el proceso de los países en vías de desarrollo es la financiación. Esto pasa por que los países industrializados cumplan sus promesas y satisfagan el compromiso de 100 000 millones de dólares anuales a partir de 2020 (compromiso adquirido en Copenhague en 2009 y ratificado en París en 2015), que sigue sin cumplirse. Es muy importante cerrar esta brecha y que se dote de recursos al Fondo de Pérdidas y Daños, así como cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de alinear todos los flujos financieros privados y públicos con los objetivos climáticos.

La COP28 debe establecer una decisión sobre un marco para el Objetivo Global de Adaptación. Los ecosistemas dañados son menos capaces de proporcionar servicios naturales y amortiguar los efectos del cambio climático. Esto exacerba los impactos negativos de un mayor cambio climático y aumenta los costes futuros de adaptación. Es imprescindible la financiación para la adaptación, especialmente la destinada a los países en vías de desarrollo que son los que más están sufriendo los efectos adversos de la crisis climática y los menos responsables del problema, lo cual agudiza la injusticia climática.

Desde WWF pedimos que los gobiernos cumplan sus promesas de duplicar las contribuciones financieras de adaptación para 2025 respecto a los niveles de 2019, así como que al menos el 50 % de la financiación pública climática se asigne a la adaptación y se base en subvenciones y sin cofinanciación.

El resultado de la COP28 nos deja un sabor agridulce ya que los países acuerdan la transición para dejar atrás los combustibles fósiles, pero no llegan a un consenso sobre la eliminación total del carbón, el petróleo y el gas en la COP28. No obstante, la decisión de dejar atrás los combustibles fósiles marca un momento importante. Después de tres décadas de negociaciones de la ONU, por fin los países han centrado el debate en los combustibles fósiles, principales causantes de la crisis climática. Este resultado debe marcar el principio del fin de la era de los combustibles fósiles.