La crisis mundial del agua se acelera

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Millones de personas no cuentan con acceso a agua potable, 3500 millones de personas carecen de saneamiento adecuado y los riesgos relacionados con el agua ponen en peligro la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia. Casi tres cuartas partes de las catástrofes recientes han estado relacionadas con el agua. La crisis mundial del agua se intensifica mientras nuestras economías siguen aumentando la presión sobre los suministros de agua.

En el centro de esta crisis global del agua se encuentra el grave declive de la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos. En cinco décadas, un tercio de los humedales ha desaparecido y las poblaciones de especies acuáticas de ríos se han desplomado un 83 % de promedio. Es imprescindible tomar medidas urgentes para revertir estas pérdidas. Sin embargo, el agua siempre se ha infravalorado pese a su enorme valor.

¿CUÁNTO VALE EL AGUA?

Por primera vez, calculamos en el nuevo informe El elevado coste del agua barata el valor económico anual del agua y de los ecosistemas acuáticos: 58 billones de dólares, el equivalente al 60 % del PIB mundial, están en riesgo por la crisis mundial del agua.

El informe pone de manifiesto que conservar sanos humedales, ríos, acuíferos y otros ecosistemas dependientes del agua evita a la sociedad grandes pérdidas económicas al prevenir los impactos negativos de fenómenos extremos como las sequías o las inundaciones. De hecho, el valor indirecto que generan los ecosistemas acuáticos (que incluye la descontaminación de este recurso, la mejora de la salud del suelo, el almacenamiento de carbono y la protección de la población frente a inundaciones y sequías extremas) es siete veces superior al valor directo (que genera para hogares, agricultura, empresas e industrias): en torno a los 50 billones de dólares.

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La crisis global del agua amenaza la salud humana.
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Y acelera la pérdida de naturaleza.

LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS, EN RIESGO

Más del 60 % de las tierras de regadío sufre estrés hídrico.

Y esta cifra puede ir en aumento, sobre todo porque el riego intensivo de cultivos industriales está empeorando la situación, secando ríos y humedales, y vaciando acuíferos. Un ejemplo claro que destaca el informe es el caso de Doñana, donde la sobreexplotación y el robo del agua, agravado por el impacto del cambio climático, están secando este Patrimonio Mundial de la Humanidad, afectando a su biodiversidad y poniendo en riesgo la seguridad hídrica de las personas que viven en la Comarca de Doñana.

La producción de arroz también está afectada por la crisis global del agua. El delta del Mekong en Vietnam supone la mitad de la producción de este cereal y el 95 % de sus exportaciones. Sin embargo, la degradación de este ecosistema por la extracción de arena para la industria de la construcción, amenaza la seguridad alimentaria mundial.

UNA NUEVA GESTIÓN DEL AGUA

Es necesario un giro radical en la gestión del agua y reclamar un impulso a un nuevo modelo que ajuste las demandas de agua a los recursos realmente disponibles. El reto pasa por diseñar políticas que apuesten por una agricultura realmente sostenible, que aseguren precios justos y frenen la industrialización agraria y el desperdicio de alimentos.

Los gobiernos, las empresas y las instituciones financieras deben invertir en proteger y restaurar nuestros ecosistemas acuáticos, ya que es la única forma de garantizar un futuro en el que el agua fluya con un reparto justo y adecuado para todos.

Además, es imprescindible invertir en soluciones basadas en la naturaleza para abordar los retos asociados al impacto del cambio climático, así como para mejorar la salud de ríos, humedales y acuíferos. Promover el ahorro de agua a través de nuevas tecnologías, no contaminar los recursos hídricos y adoptar el enfoque “de la granja a la mesa”, son la clave para garantizar la seguridad hídrica de las personas y asegurar el futuro de la agricultura. Y todo ello dejando suficiente agua para la naturaleza.