Devolvemos el latido a Doñana
@ Jorge Sierra / WWF España
Doñana se enfrenta al momento más crítico de su historia.
Sometida a enormes presiones, sus marismas sufren una sequía a cámara lenta, tras más de una década sin lluvias. Además, están amenazadas permanentemente por el crecimiento de la agricultura industrial, la falta de agua superficial, el robo del agua o el uso masivo de este recurso vital por las urbanizaciones de Matalascañas. Todos estos desafíos han llevado al acuífero que alimenta al Parque Nacional a una situación límite. Sin olvidar que a estas agresiones se suma la realidad del cambio climático en forma de temperaturas extremas y lluvias cada vez más irregulares que ya no llegan a inundar la marisma.
Por eso la recuperación de la naturaleza en la zona es un pilar del trabajo de nuestra organización. De hecho, nuestra historia y la de Doñana están íntimamente ligadas, ya que las raíces de la organización surgen en estas marismas, de ahí que conservemos nuestro empeño por salvarlas.
En este marco, se encuadra un nuevo proyecto que pretende devolverle el latido al corazón de Doñana y que cuenta con la colaboración de IKEA. Bajo el nombre de Plan Allen, trabajaremos en esta iniciativa para restaurar sus zonas húmedas y sus ecosistemas forestales degradados. Para hacerlo realidad, hemos identificado cuatro áreas clave para la restauración donde se desarrollará el proyecto en la comarca de Doñana y en el Estuario del Guadalquivir.
El Plan Allen está formado por cuatro grandes proyectos con una duración de tres años y nace con la vocación de recuperar la naturaleza, fomentar la dinamización social y el emprendimiento, y apoyar el empleo en el medio rural. Junto con otras tres ONG (Ashoka, COTEC y Fademur), trabajaremos sobre tres pilares para la sociedad: la transición ecológica, el bienestar y la salud, y el reto demográfico.
Por nuestra parte, vamos a contribuir a este reto restaurando 150 hectáreas de bosque y otras 120 de marismas. De un lado, se recuperarán un centenar de hectáreas del bosque que se incendió en las proximidades de Doñana. También recuperaremos 20 hectáreas de vegetación autóctona de ribera en La Rocina, junto a otras actuaciones en 30 hectáreas del Arroyo Don Gil. Y lo mismo haremos con 80 hectáreas de las Marismas en Aznalcázar, Cerrado Garrido y con otras 40 hectáreas de zonas húmedas en el Brazo del Este del río Guadalquivir (Sevilla).
Lo mejor es que no será solo un proyecto que sume salud a la biodiversidad, sino que también tendrá un impacto directo y positivo sobre la salud del tejido empresarial. Se generará actividad para diferentes empresas de la zona, como proveedoras de bienes y servicios.
Sabemos que cuidar de Doñana pasa también por cuidar de las personas que viven en el entorno.