Acuerdo por la Naturaleza
La COP15 sobre Biodiversidad de Kunming-Montreal llega a un acuerdo histórico para revertir la pérdida de naturaleza.
© SIMON DE TREY-WHITE / WWF-UK
GRAN HITO PARA LA HUMANIDAD Y UNA NATURALEZA EN POSITIVO
Tras dos años de retrasos por la pandemia de la covid-19, el pasado mes de diciembre la ONU firmó el Acuerdo Kunming-Montreal que compromete al mundo a detener y revertir la pérdida de naturaleza en 2030.
Por fin sale adelante una de nuestras reivindicaciones más importantes de los últimos años: Naciones Unidas pone en marcha un tratado para que la Humanidad pueda Vivir en armonía con la Naturaleza. El Marco Global se firmó al término de la reunión del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP15), presidida por China y organizada en Montreal (Canadá) del 7 al 19 diciembre, y que contó con representación de 188 delegaciones de países firmantes del Convenio de Biodiversidad.
Se trata de un plan mundial histórico, necesario y esperado, y tan aclamado como el Acuerdo de París sobre el Clima de mantener el calentamiento global del planeta por debajo de 1,5 °C. Y en WWF celebramos que incluya el objetivo de conservar al menos el 30 % de la superficie terrestre, el agua dulce y los océanos de nuestro planeta, respetando los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales y reconociendo las contribuciones de los territorios indígenas y tradicionales a esta meta.
Acordar un objetivo mundial que guíe la acción colectiva e inmediata para detener y revertir la pérdida de biodiversidad en 2030 es un logro excepcional para quienes han negociado el Marco Global de Biodiversidad, y es una victoria para las personas y para el planeta. Este acuerdo envía una señal clara y debe ser el punto de partida para que gobiernos, empresas y la sociedad en su conjunto trabajen para lograr un mundo con la naturaleza en positivo, en apoyo de la acción climática y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Este tratado supone un hito en la conservación de la naturaleza, la biodiversidad nunca había estado en un lugar tan alto en la agenda política y empresarial.
NO PODEMOS QUEDARNOS DE BRAZOS CRUZADOS
Sin embargo, este acuerdo no puede quedarse en una simple declaración de buenas intenciones. Desde WWF alertamos de que el objetivo de revertir la pérdida de la biodiversidad en 2030 podría verse socavado si no se tratan adecuadamente a nivel nacional cuestiones tan importantes como la protección de ecosistemas intactos y la lucha contra la producción y el consumo insostenibles.
Una aplicación lenta y la falta de los recursos prometidos podrían frenar este avance, y hay que destacar que el Marco carece de un mecanismo obligatorio para que los gobiernos adopten medidas más ambiciosas si no se logran los objetivos.
Por todo esto nuestra atención se va a centrar en la puesta en marcha inmediata de este acuerdo, sin excusas ni retrasos: la naturaleza y todos los que dependemos de ella para nuestro sustento, economía y bienestar hemos esperado demasiado, ya es hora de que la naturaleza prospere de nuevo.
UNA CUESTIÓN CLAVE: LA FINANCIACIÓN
Uno de los temas más conflictivos en las negociaciones fue el de la financiación para ayudar a los esfuerzos de conservación mundial, particularmente en los países en desarrollo. Por eso celebramos el compromiso de los gobiernos de eliminar los subsidios perjudiciales para la naturaleza y el compromiso más amplio de aumentar, sustancial y progresivamente, el volumen de los recursos financieros en todos los ámbitos en 2030 movilizando, al menos, 200.000 millones de dólares al año, lo que duplicaría la cantidad propuesta en 2020.
Otro logro importante es el compromiso de invertir 20.000 millones de dólares en los flujos financieros internacionales en 2025 y 30.000 millones para 2030.
Ya es hora de que la Naturaleza prospere de nuevo.
PENDIENTE EL CAMBIO DE MODELO DE CONSUMO Y PRODUCCIÓN
El Acuerdo Kunming-Montreal da a la naturaleza la oportunidad de luchar para recuperar el mundo, fracturado por la geopolítica y la desigualdad, y su riqueza natural, que es el sustento y la garantía para la supervivencia de la humanidad.
El texto sobre las especies mejoró sustancialmente en el acuerdo final. El compromiso para detener la extinción de especies en 2030 es el nivel de ambición mínimo necesario frente a los anteriores fracasos y frente a una crisis de extinción acelerada.
La misión del acuerdo de detener y revertir la pérdida de biodiversidad en 2030 tiene el nivel de ambición adecuado, pero por sí sola no es suficiente para conseguirlo si sumamos los objetivos y las metas. Un ejemplo es que carece de un objetivo numérico para reducir la insostenible huella de carbono de la producción y del consumo, y carece también de un mecanismo de implementación y de seguimiento para comprobar cómo se van a aplicar todas las medidas propuestas. Esto es decepcionante y requerirá que los gobiernos tomen medidas a nivel nacional.
DE LA FIRMA A LA ACCIÓN
No hay tiempo que perder y, afortunadamente, ya han comenzado a darse los primeros pasos para avanzar en la dirección correcta. El primero fue el 20 de diciembre (día siguiente a la firma del Acuerdo) en la reunión del Consejo Europeo de Medio Ambiente, donde los ministros europeos apoyaron la propuesta de Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza de la Comisión Europea para recuperar los hábitats europeos incluidos: desde bosques y superficie agraria, hasta ecosistemas marinos, urbanos y de agua dulce. Y se han comprometido a restaurar, al menos, el 20 % de las superficies terrestre y marina de la UE para 2030 y todos los ecosistemas que necesiten restauración de aquí a 2050. En la actualidad, el 80 % de los hábitats de la UE se encuentra en mal estado.
A partir de ahora será determinante que todos los países cumplan con el Acuerdo de Kunming-Montreal, deberán plasmarlo en ambiciosos planes nacionales con políticas proporcionales a la escala de la crisis de naturaleza. Los responsables políticos y sus gobiernos deberán actualizar sus estrategias nacionales de biodiversidad y los planes de acción para alinearlos con el objetivo mundial de revertir la pérdida de biodiversidad para 2030. Solo así podremos hacer realidad la visión de Naciones Unidas y de WWF de que la humanidad llegue a vivir en armonía con la naturaleza.
APROBADO EL PLAN ESTRATÉGICO DE PATRIMONIO NATURAL Y BIODIVERSIDAD
El pasado 27 de diciembre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) aprobó el esperado Plan Estratégico de Patrimonio Natural y Biodiversidad. Se trata de una herramienta clave de planificación para la conservación y recuperación de los ecosistemas que debe garantizar el cumplimiento de este acuerdo para poner freno a la pérdida de naturaleza en nuestro país.
España es uno de los países con mayor riqueza natural de la Unión Europea y uno de los 25 enclaves con mayor biodiversidad del mundo: alberga 117 tipos de hábitats naturales de interés comunitario (el 56 % de los existentes en la UE) que acogen a más de 85.000 especies de animales, plantas y hongos, más de la mitad de las especies que habitan en Europa (54 %) y cerca del 5 % de las especies conocidas.
Entre otras iniciativas, el Plan recientemente aprobado por el MITECO tiene previsto promover el desarrollo e implantación de la infraestructura verde, la conectividad y la restauración ecológicas, y restaurar para 2030 un 15 % de los ecosistemas degradados. En cuanto a espacios marinos protegidos, a finales de 2023 y principios de 2024 se habrán declarado ocho nuevos espacios marinos protegidos Red Natura 2000, y así hasta alcanzar la protección del 30 % de la superficie marina en 2030.
ACUERDO HISTÓRICO PARA LOS OCÉANOS
Tras casi dos décadas de trabajo, a principios de marzo las Naciones Unidas firmaron el nuevo Tratado de Alta Mar, un hito histórico y vinculante para conservar la vida marina y frenar las actividades perjudiciales en dos tercios de los océanos del planeta. El acuerdo permitirá la creación de Áreas Marinas Protegidas (AMP) en aguas internacionales y ayudará a rellenar las lagunas del actual mosaico de organismos de gestión, lo que redundará en una mejor cooperación y un menor impacto acumulativo de actividades en alta mar, como el transporte marítimo, la pesca industrial y la explotación de otros recursos. Un paso importante y más cerca de lograr el objetivo del Marco Global de Biodiversidad de conservar y proteger, al menos, el 30 % de los océanos y a garantizar la restauración del 30 % de las zonas degradadas para 2030.