Por un futuro para Doñana

© Diego López / WWF España

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Con sus amaneceres y atardeceres, sus dunas, sus marismas, su flora y su fauna y, cómo no, con sus gentes y costumbres, Doñana está en riesgo. El robo del agua del acuífero, el secuestro de los caudales que llegaban antaño a las marismas, la presión cada vez más intensa que ejercemos sobre el territorio, los grandes incendios, la alteración de los procesos ecológicos y el cambio climático, amenazan este Patrimonio de la Humanidad.

Los científicos y los informes del Ministerio de Transición Ecológica advierten sobre las graves consecuencias del cambio climático en Doñana: inundación de áreas marismeñas por el aumento del nivel del mar en el estuario del Guadalquivir, retroceso de playas, descenso de precipitaciones, aumento de las temperaturas y los fenómenos atmosféricos extremos, reducción del hidroperíodo, aparición de nuevas especies exóticas e invasoras, pérdida de hábitats, aumento del riesgo de desertificación, etc.

Para que Doñana pueda tener presente y, sobre todo futuro, debemos entender que se trata de un lugar único en el planeta que requiere medidas e inversiones excepcionales para asegurar su conservación.

Doñana necesita un plan de restauración hídrica que le permita recuperar terrenos y caudales perdidos en la segunda mitad del siglo XX. No hay que olvidar que la extensión actual de la marisma no llega ni al 30% de la existente hace un siglo, cuando se comenzó a intensificar su desecación y transformación. Esta actuación debe ayudar además a recuperar llanuras de inundación que permitan mitigar los efectos de las inundaciones debidas a la subida del nivel del mar.

El cierre de fincas de regadío ilegal y el cierre de los pozos sin autorización es otra de las acciones prioritarias para recuperar los niveles del acuífero, junto con la apuesta por una agricultura ecológica que permita minimizar el riesgo de contaminación difusa. La aplicación del Plan de la Fresa en su redacción actual es necesaria para ordenar la agricultura en la zona occidental de Doñana.

La mejora del acuífero permitirá recuperar lagunas hoy desaparecidas. Así, por ejemplo, sustituir los pozos para consumo humano en Matalascañas repercutiría positivamente en las lagunas y otros hábitats de la Reserva Biológica de Doñana, y en el Parque Nacional.

En Doñana nos jugamos mucho en estos próximos años. De todos nosotros dependerá que el presente y el futuro del espacio natural, sus ecosistemas y sus habitantes, sea una realidad.