Política Agraria Común

Necesitamos una auténtica revolución.

© Juan Cañamero / WWF España

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Del futuro de la PAC depende el de nuestra alimentación, la España vaciada, la agricultura y ganadería de alto valor ambiental y social.

Es una de las políticas más importantes para consumidores, contribuyentes y naturaleza y se le destina el 38% del presupuesto comunitario. El potencial transformador de la PAC es muy alto, sin embargo hasta ahora el reparto de estas ayudas ha sido desigual, injusto y poco “verde”. En un mismo territorio, como la comarca cacereña de La Vera, un productor de tabaco (cultivo intensivo) puede cobrar hasta 1.600€ por hectárea, mientras que un agricultor de cereales de secano (cultivo extensivo) solo recibe 120€ por hectárea.

El diseño de la futura PAC para los próximos siete años está en una fase decisiva. En octubre, el ministro y los consejeros de Agricultura se reunieron en la Conferencia Sectorial para rematar los acuerdos políticos del Plan Estratégico de la PAC (PEPAC). Hemos conocido las propuestas y creemos que no atienden a la emergencia climática y ambiental que afronta el sector agrario ni apoya a la agricultura y ganadería de alto valor ambiental y social. Los datos nos alejan del optimismo: si no cuidamos los municipios de nuestro país, el 48% estará en riesgo de desaparecer y el 30% de las explotaciones agrícolas y ganaderas de Europa se habrán perdido.

El ministro Luis Planas anunció en rueda de prensa que no buscaba una revolución de la futura PAC. Y con esa declaración de intenciones se ha presentado una propuesta que no se compromete con el Pacto Verde Europeo y que se aleja de los objetivos para lograr una transición ecológica, hacer frente al reto demográfico y la recuperación verde. El diseño definitivo del PEPAC se enviará a la Comisión Europea antes del 31 de diciembre y se espera que se apruebe durante los primeros meses de 2022.

La última investigación realizada por el medio Datadista pone de manifiesto precisamente lo que venimos denunciando junto con SEO/BirdLife durante años, que nuestros campos se están convirtiendo en fábricas. Millones de euros de dinero público en ayudas de la PAC van a empresas integradoras de porcino que ya son altamente rentables sin necesidad de esos subsidios. Existen más de 3.000 macrogranjas que emitieron 96.158 toneladas de metano en 2019 y su modelo, a pesar de purines, gases contaminantes y nitratos, sigue creciendo impulsado por las administraciones.

Este modelo premia a explotaciones insostenibles y arrincona, paradójicamente, a las explotaciones de mayor valor natural. Creemos que necesitamos una auténtica revolución para la futura PAC, de lo contrario la intensificación y el abandono será el paisaje del futuro.