Entrevista a Sergi Ferrer-Salat

© Roger Leguen / WWF

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Foto Sergi Ferrer-Salat 2021

 

 

Sergi Ferrer-Salat. Gran Donante de WWF España

WWF es fundamental para que tomemos conciencia global de la situación.

Sergi Ferrer-Salat apoya a WWF desde hace muchos años. Para él la conservación de la naturaleza es el mejor medio de garantizar la supervivencia del propio ser humano. Cuenta que ha entendido que la forma de que nadie sea indiferente a la situación del planeta es relacionar directamente los servicios ecosistémicos que nos ofrece la naturaleza (aire, agua, alimento…) con la vida del ser humano. Sin lo que nos da la naturaleza, la supervivencia del ser humano es inviable, concluye.

¿Quién eres?

De manera muy sintética, diría que soy una persona muy consciente de nuestra infinita insignificancia. Hasta tengo un tatuaje que lo recuerda: la frase “Nosotros, humanos insignificantes”, con una hormiga encima. Elegí este insecto porque la paradoja de las hormigas me ayudó a tomar conciencia de muchas cuestiones, son un ejemplo muy bueno para ilustrar cómo somos los seres humanos. Las hormigas llevan centenares de millones de años desarrollando una actividad industrial frenética en perfecto equilibrio con los ecosistemas. En cambio, los humanos, en unos 150 años de actividad industrial, hemos conseguido destrozar todos los ecosistemas de los cuales dependemos para nuestra propia supervivencia. Entonces me pregunto, ¿qué estamos haciendo? ¿Cuál es nuestro papel en la Tierra? ¿Cómo podemos ser tan arrogantes? Pero, al mismo tiempo, me di cuenta de nuestra absoluta insignificancia.

¿Cuáles son tus motivaciones ambientales?

Muchas. Ahora mismo me preocupa hacer todo lo posible por conseguir una sociedad más justa y más equitativa. La falta de justicia climática y medioambiental genera unas enormes desigualdades socioeconómicas y esto es absolutamente inmoral. Así que una de mis motivaciones es concienciar a la gente en todos los aspectos de mi vida, de manera coherente. Creo que es importante que, allá donde llegues, intentes contribuir a que la gente tome conciencia de la trascendencia enorme de esta cuestión.

También me preocupa el hecho de que estamos intentando descarbonizar la economía, pero a costa de una mayor degradación medio ambiental. Parece que la única forma de conseguir que respiremos aire limpio en las ciudades es masificarlas con coches eléctricos, olvidándonos de la huella enorme de un coche nuevo. La demanda de los minerales que se necesita para descarbonizar las ciudades se ha disparado y todos ellos (litio, níquel, cobalto…) provienen de países donde no se tiene en cuenta la justicia social o ambiental.

Queremos que el aire de las ciudades sea más limpio, pero no tenemos en cuenta la cara oculta, no estamos internalizando los costes de este cambio.Se nos ha vuelto a olvidar que es necesario que implantemos la doble r: reutilizar y renunciar. 

¿Por qué colaboras con el Club WWF?

La situación es grave y mi compromiso y convencimiento de nuestra aportación en el día a día a nivel personal es importante. Creo que la revolución llegará cuando esta plena toma de conciencia de la situación actual se extienda al ámbito personal y actuemos. Para mí WWF es una entidad trascendental en la lucha por esta toma de conciencia global y por eso quiero hacer lo posible para contribuir a la causa ambiental y que su efecto se multiplique.